La diabetes tipo 2 es una enfermedad por lo general asociada a la obesidad y que ya a día de hoy padecen más de 350 millones de personas en todo el mundo. Concretamente, la diabetes tipo 2 se caracteriza por una producción insuficiente o una utilización inadecuada de la insulina, esto es, la hormona responsable de que las células capten la glucosa de la sangre para producir la energía. El resultado es un exceso de glucosa en el torrente circulatorio, lo que acaba provocando daños en numerosos órganos. Es el caso de los riñones, en los que conlleva la aparición de la nefropatía diabética, una de las principales causas de enfermedad renal crónica y, por tanto, de la necesidad de diálisis e, incluso, de trasplante de riñón. Sin embargo, como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Anglia Ruskin en Cambridge (Reino Unido), existe una segunda situación que puede causar tanto daño en los riñones como la diabetes tipo 2: abusar de la denominada ‘comida basura’.

Como explica Havovi Chichger, directora de esta investigación publicada en la revista «Experimental Physiology», «la dieta occidental contiene cada vez más y más comida basura y grasas, y es bien conocida la asociación entre el consumo excesivo de este tipo de alimentación y el reciente incremento en las prevalencias de la obesidad y de la diabetes tipo 2. En nuestro trabajo, tanto la diabetes tipo 1 como la diabetes tipo 2 indujeron cambios en el transporte de glucosa en el riñón. Y en este contexto, la comida basura o la dieta rica en grasas provocaron cambios muy similares a los que tienen lugar en la diabetes tipo 2».

 

FUENTE: ABC Salud