Nos hemos convertido en la civilización más sedentaria de todos los tiempos. Tenemos máquinas que hacen casi todo el trabajo pesado y el poco trabajo que queda consiste en estar sentado en su mayor parte. El entretenimiento de hoy en día se basa en estar sentado viendo la tele,  estar sentado jugando con una consola o estar sentado viendo una película en el cine. Los trayectos para ir a cualquier sitio los pasamos sentados en un coche, moto, autobús, metro, avión, tren… Incluso el poco tiempo que invertimos haciendo ejercicio nos lo pasamos sentados en la máquina de espalda, tumbados en la banqueta de press, sentados en la máquina de pecho, sentados en la máquina de bíceps, piernas, remo…Y en un alarde de desgaste nos pasamos una hora sentados en el sillín de una bicicleta escuchando música alta.

Ante tal descomunal desgaste energético (nótese la ironía), la dieta recomendada y llamada equilibrada actualmente se basa en la ingesta desproporcionada de hidratos de carbono “para tener energía suficiente” a diferencia de la dieta que seguían nuestros antepasados hace miles de años cuando tenían que moverse para hacer cualquier cosa. Y por si nos quedásemos cortos y necesitáramos esa energía inmediatamente para poder regular la altura de nuestra silla, mucho mejor si son carbohidratos de asimilación rápida como harinas o azúcares refinados.

*Respiración profunda*

Unos genios.